sábado, 7 de junio de 2014

Trip report: Okunoshima

Okunoshima (de Usagishima, “Isla Conejo”) se encuentra en Japón.
 
 
 
 
 
 
 
 
Durante la Segunda Guerra Mundial fue un cuartel secreto donde se inventaban gases venenosos contra los chinos. Se cree que para probar el resultado de esas porquerías llevaron a los conejos.
 
 
 
 
 
 
 
 
Cinco fueron los potentes gases que salieron de allí y ocho, los conejos que llevaron cuando comenzaron los ensayos. Luego, existen dos versiones:
 
 
 

 
 
 
Cuando la guerra terminó, todos desalojaron la isla, pero nadie se embolsó los conejos porque, ya saben, podían tener los rezagos de las pruebas y esas cosas.
 
 
 

 
 
 
Bueno, que la guerra terminó y Japón tuvo que garantizar que habían hecho un adecuado proyecto de cierre y para constatar esto pusieron a los conejos por su alto índice de fertilidad, natalidad y promiscuidad. Como el período entre una generación y otra es muy corto, sería muy fácil constatar si los animales sufrían mutaciones en el tiempo o si desarrollaban "El proyecto lagomorfo", el cual se propone extirpar a los humanos de la tierra atándoles un yunque al pescuezo y arrojándolos al mar.
 
 




En ambos casos se concluye que los conejos se quedaron allí como los únicos habitantes de la isla y, por lo visto, hicieron lo que mejor saben hacer como conejos.
 
 

 
 
 
 
Durante 16 años estuvo prohibido acercarse a la isla que queda a una hora en lancha desde la misma Hiroshima. Por estos días es un lugar abierto al público y tiene diversas atracciones turísticas entre las que se encuentra LA PLANTA DE QUÍMICOS y, claro, los conejos. He leído que, hasta el año 2004, por cada turista se tenía una cifra estimada de 170 conejos. Es decir, si alguien sale a dar una vuelta por la playa tiene que evaluar el peligro de sucumbir ante la vorágine de 170 conejos hambrientos, 340 por cosas de pareja y un paseo familiar puede hacerse de la compañía de un millar.
 
Por eso, si algún día alguien visita Okunoshima encontrará...
 
 
 
 conejos



 
 
 
 
 
afectuosos conejos
 
 

 
 
 
 
 
muchos conejos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
mares de conejos
 
 
 
 
 
 







¡¡hordas de conejos!!






 
 
 
 
 
 
 
 
Lo comprenderé si después de tanto conejo, usted quizá...
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
Sería mostro, ¿no?
 
 



 


CRÉDITOS: Las imágenes son de Internet porque yo no he tenido el gusto de ir hasta allá. Algunos montajes sí son de la casa.  

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