lunes, 9 de junio de 2014

Marianela

Creo que hasta hoy, el personaje más terrible con el que me he topado ha sido con Marianela. Ella y el Coyote son la vívida representación de la desgracia.
Así como las películas tienen un actor principal y otro secundario, yo tengo un libro de soporte para cuando el principal me cansa. Compré "Marianela" por el título, aluciné un mundo de traiciones y desengaños: un culebrón literario. Con suerte y era una Karenina hispana. Luego encontraría la historia detrás de la historia, rumores que apuntarían a determinada dama de la sociedad que tuvo un entredicho con Benito Pérez Galdós, pero todo siempre por lo bajo. "Marianela", pues, su pronunciación ondulante seduce. El vendedor me dijo: "Ah, dos chibolos que se enamoran". No faltó más para tratar de hacerle contrapeso a Eco.
 
 
 
 






¿Por qué no podía ser otra bonita historia soft? Después de todo, Efraín y María alguna vez se miraron y se confesaron todo, aunque Jorge Isaacs ya les alistaba el cadalso desde el prólogo. "Matalaché" tiene más acción; en su momento, hasta me hizo dejar de lado mi libro principal. María Luz y José Manuel rompen todas las reglas morales, éticas, sociales, religiosas...y hasta las de vinilo. xDDD Es más, de no ser por el papá de ella, José Manuel no terminaría siendo jabón y, por el contrario, hubieran formado una linda familia de mulatitos. Pero igual, nadie les quita lo comido y creo que eso es lo más rescatable de "Matalaché": dos personas que se atrevieron por igual.
 
 
 
Pero no
 
 
 
 
A Marianela, en pocas palabras, la describen como hija de Rossy de Palma y nieta de Julia Pastrana. Y tiene que arrastrar con eso por toda la novela, atormentada, creyendo que una mujer sin belleza es peor que una leprosa en un slum de la India.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La verdad, lo que más me exacerba de esta novela es la falta de razón de Marianela. Esas ganas de sufrir como un deporte de alto riesgo, porque el señorito Francisco era ciego de nacimiento y no es hasta este instante cuando recupera la vista que comenzará a desarrollar sus criterios estéticos. De hecho, en ninguna parte de la novela (antes de ver a la Nela o después) juzga su apariencia. Así pasa piola por toda la novela.
 
 
 


 
 
 
 
 
 

Golfi, el doctor que operó a Francisco y que intentó rescatar a Marianela de su autoflagelación, viéndola en su agonía reflexiona diciendo que no puede hacer nada más porque ella no ha desarrollado las fuerzas de su alma y, por tanto, vive ciega del cuerpo teniendo vista.
 
 
 
 
 
Su muerte fue resultado de una enfermedad psicosomática.
 
Hace algunos años que los médicos han descrito el
 
 
 
 
 
 
 

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