martes, 26 de agosto de 2014

Texto en gíglico

Aprisiotrinable Julio: 

Es divertículo tramontar esta máscula alibertarante debido a que es un dialextúnculo que falapascamos yunmos. Todavía me respunta un tanto abelicundoso, pero he contricturado que aponteremos redeplumirnos. Vodkla-la-lá arrejuntamente a esta máscula alibertarante y falangetaria se unan muchas más. Sería una cadimentación casi tan terquitorcida como la amistad o el amor. 




Cúndemiterciamente y espérame, que ya aberrunco a tu posada.

lunes, 25 de agosto de 2014

El vertiginoso crecimiento de los perros

No sé si alguna vez tuvieron un perro. Digo, en el sentido de verlos crecer y saber que se quedarán contigo para siempre. Como les conté, hace unos días vivo con Tobías. Es raro, pero a mamá le gustó conocer a Tobías. 



Creo que hay algo importante (dentro de todo lo que ya se sabe) que debo contarles...





Los perros crecen...




Crecen mucho. No son como los gatos que, a lo supremo, serán del tamaño de la almohada. Lo más extraño de todo es que Tobi tiene menos de 3 meses y ya tenemos que cargarlo como a un carnero. 

Estoy temiendo que en algunos días tendremos que ponérnoslo al lomo para poder cargarlo.



Porque, con todo, cargarlo es la cosa más linda.

viernes, 22 de agosto de 2014

Lunattack

Cuando estaba en el colegio no hablaba casi con nadie. La gente pensaba que era sobrada. La verdad es que nunca me gustó mucho las aglomeraciones ni la gente que te habla sin motivo aparente. Años después, un psiquiatra me dio pastillas y yo las escondí tan bien que hasta ahora no sé dónde están (ni me importa). La cosa es que en ese tiempo un chico de la escuela se cansó de hablarme por las buenas, de mandarme papelitos, escribir en mi borrador frases anodinas y al final -supongo que buscando rescatar algo de su dignidad- me dijo: "Te crees la gran cosa, si te pareces a Luna"

Luna de los Lunattacks

"¿La que anda azotando el lomo de una bestia como tú?", le respondí y nos llevaron a la dirección. 

No sé cuál ganó el premio al protohumano del '98, pero la verdad es que Luna siempre me ha parecido una tipaza. 

xDD






jueves, 21 de agosto de 2014

Camilo: Sí, creo que este es el botón de la cámara. ¿Ves algo?
Nelson: No toques nada. No sabemos usarla, la podemos malograr.
Camilo: Malogrando se aprende. 



Acumuladora

Soy una acumuladora. La mayoría de mis bultos están arrinconados en mi cerebro. Acumulo nombres raros, amigos peculiares, rutas guiadas por letreros (porque no tengo la capacidad de recordar direcciones), acumulo miradas cruzadas en fracciones de segundo. Tengo cerros de canciones de todo tipo, las cuales son mezcladas por mi DJ cerebral; a veces alguna melodía antigua regresa voraz y me hace perder el equilibrio, literalmente. El domingo recordé “Angie” y fue como si me hubieran pasado 10 000 voltios; me caí en la acera, moretón en el poto. Eso también lo acumulo: moretones en las nachas, ya que me parecen más efectivas las inyecciones que las pastillas. He perdido la fobia por el placer. Siempre sucede. No es que me guste que me vayan intubando la carne por ahí, solo que he hallado el equilibrio: para padecimientos, basta con mis ideas. Amarillas, marrones, castañas, son cicatrices que guardo como trofeos de guerra. Sí, ha sido bélico para esos bichos que planificaron carcomer mi endeble cuerpo encontrarse con una superpotente dosis de barbitúricos lo cual los ha llevado a una muerte segura en menos de tres días, en el peor de los casos. Mi cuerpo se recompone cual campo de batalla al que se vuelve a dar utilidad, como una película de Fellini.
Acumulo razones, excusas, boletos de microbús. Cuando mis amigos estaban en Lima usaba estos boletos para escribir o dibujar algo atrás. No sé si alguno los conservará. Acumulo colores, plumones, temperas, crayolas, tizas de pizarra o del sastre (de quien obtengo el color lila), un lápiz de carbón es indispensable, casi vital; en fin, cualquier tinglado que sirva para definir y/o colorear, hasta el carbón me sirve y siempre procuro tener un fragmento por ahí, tiene que estar escondido para que no lo boten. 
Acumulo juguetes; míos, alguno que lo he visto pasando mala vida en casa de alguien, algunos que me regalan antes de botarlos. Acumulo lugares, situaciones, circunstancias (que no es lo mismo), conversaciones mías, de libros o películas, alguna ropa curiosa que luego preguntarás “pero de dónde sacaste eso” y, textualmente, será “de por ahí”. 
Acumulo recuerdos tristes, nostalgias y gritos de jíbaros, pero no rebusco en ellos. Son una ruma que he dejado lejos, en una pampa, circundada por púas y cerco eléctrico. 
Acumulo películas, libros, dibujos de mis primos chiquitos, algunas revistas de chistes, palitos, servilletas, envolturas de dulces que me compran mis amigos y tengo un sachet personal de mostaza que caducó hace muchos años en mi mochila. Tantos, que lo he elevado a la santificación puesto que un día ante un libro -mientras lo apretaba- pensé: “Ay, sachetcito de mostaza, que cueste tanto como lo que tengo en el bolsillo”. Y concedió. 
Acumulo tardes cualquiera como si fueran de domingo, pensando si me sucederá como a Felipe que de un niño cobardón pasó, según la carta de Mafalda, a concretar su sueño en La Habana. Ojalá que cuando mi sueño ya no sea un sueño acumulado, nos demos cuenta que también tus sueños estaban irremediablemente destinados a cruzarse con los míos, como los hombres de la portada del “Wish you were here”. No deberías asustarte porque, si es necesario, asumiré el papel de la autocombustión, aunque, de cualquier forma, siempre deberías estar preparado para correr.

viernes, 15 de agosto de 2014

Bósforo de Álmassy

...o, sencillante, horquilla esternal. Cuando el hombre se irguió por primera vez tambaleó. Entonces Dios hizo pinzas con los dedos y lo ayudó a mantenerse en pie. Quedó la huella.





Fuente: Imagen de la red.

Ventanales

1. Al frente, hay una mujer que se seca los mocos con la ropa que la mandan a tender. Tiene las ojeras hasta las rodillas y varias veces me hace gestos obscenos, así, por pasar el rato. Yo siempre me río o le hago la mueca de quién tiene todo el engranaje flojo. Muchas veces la contemplo mientras hace el mandado: Toma cada prenda como si fuera a liberar un pichón, pero termina enganchando algo muy parecido a un gato ocioso, lo acaricia por completo como para asegurarse de que se quede bien dormido y quieto hasta el día siguiente que pasará por él. Esta tarde, el espectáculo ha terminado diferente; luego de verla fumar un cigarrillo, la vi flaquear y lanzó un escupitajo con sangre. Cerré el telón. 

2. Hace unos días, llegó por error una de esas cartas que se mandan por correspondencia y se pueden oler y palpar, además de leer. Como era del tipo de misivas que se pasan por debajo de la puerta sin aviso, decidí abrirla. No es lo adecuado, pero ayúdenme con cualquier pretexto. Entiendo que un hombre comenzaría a conocer a una mujer con aquella primera carta, habían intercambiado direcciones por la web. Pero he sido yo quien le ha contestado explicándole todo el asunto, además de contarle todo lo grato que me resultó saber que aún existen personas que creen en el papel escrito como si de eso se tratase la reencarnación.

3. Un muchacho asegura que nos conocimos hace años y que me llamo Madeleine. He insistido tanto en su confusión como él en su convicción. Cuando se retiró, me dirigí al baño. Frente al espejo me he dicho: "Madeleine" y aquella mujer me ha sonreído de lado. 






domingo, 10 de agosto de 2014

Crumb

¿Qué me ha impedido escribir hasta ahora de Crumb?






Seguramente tú tienes mejores cosas qué decir respecto a él, pero debes comprender que yo era chiquita cuando buscaba revistas entre las cosas de Esteban y encontré unos cuantos fascículos de la revista MAD donde pude notar que los dibujos no siempre son inocentes. Fue mi primera cita con Robert Crumb. 





No te sorprenderás si escribo que lo primero que noté fue aquella pasión culposa por las gordas. A menos que sea cuestión de la época, no conozco a algún artista que admita su gusto por las mujeres voluminosas. Arañan la verdad con algún motivo que, se supone, no todos somos capaces de comprender, algo así como argumenta Botero. Claro que todo depende del ojo que mira y esa dependencia proviene de entender lo que se ve o del mero gusto. Crumb sostenía algo muy parecido: no era una debilidad por las mujeres robustas, era su percepción -en general- de nosotras.





Este fue el dibujo más inocente e ilustrativo que le encontré



Claro que Crumb no solo es un dibujante de chicas; de hecho, en su época levantó la pierna sacando a la luz lo que es tosco, sórdido, y repitiéndolo hasta el asco…y sin embargo, no conozco a alguien que desista de verlo. El sexo descargado de amor, el falso patriotismo, el deber social/moral de querer a los hijos; todo aquello que al hablarlo convierte a los buenos en malos y hace de los malos más malosFritz, el gato, puede resultar una patada para candelejones y sin embargo, nadie se movería de su asiento.







Durante los noventas, un grupo de dibujantes en Perú parecían estar exquisitamente influenciados (o poseídos) por aquella florecilla del mal.





Es gracioso porque puede ser verdad...



Muchas de las personas que lo conocimos de chicos le tenemos algo parecido a la gratitud; por la vileza, lo ruin, lo obsceno, lo retorcido, lo insidioso, lo malintencionado, la descortesía, la picardía y la franqueza. Todo lo Crumb que detectamos en los otros y nos regala aquella sana desconfianza que nos permite vivir la vida y no padecerla. 



Hasta parece oración. 


xD





♂ ☻ ♀




Créditos: Las imágenes son de la Ínternet. 

sábado, 9 de agosto de 2014

...ahora se derrumba con el rumor de los insectos.

Ayer se me acercó el hombre que tiene fama de soberbio y una oficina al fondo del pasillo. Solo lo conozco por su gesto adusto cuando coincidimos en el ascensor. Pronunció mi nombre y creo que me invitó a dar una vuelta. La verdad es que no pude escucharlo porque susurraba. Luego lo vi acompañando a Nora por la calle y Julio dijo: "Quién lo viera y quién lo ve". Por la noche leí esto y me quedé dormida pensando en todos los Sebastianes del mundo.


"Las noches se le hacen eternas, llenas de pesadillas grotescas e infantiles. Por primera vez en su vida vigila el pasillo por la mirilla, salta con cualquier ruido, escucha crujir la madera, se sofoca y se repite en silencio palabras tranquilizadoras. Y eso que presumió de no tenerle miedo a nada, y es cierto que en esos días no lo tenía, pero ahora se derrumba con el rumor de los insectos, y con solo imaginar una enfermedad, ya enferma el pobrecito. De cuando en cuando se da unos ánimos que avergonzarían a cualquier personas cabal, pero los necesita. Está tratando de tenerse cariño de nuevo, como quien intenta ganarse la simpatía de un perro."

"Ya sólo habla de amor", Ray Loriga

jueves, 7 de agosto de 2014

Il Duce

Estuve leyendo un libro sobre la vida de Mussolini. Al principio, estaba buscando algo soft para los feriados largos que son un poco pesados aquí. Sin embargo, fue desconcertante cuando abrí la primera página así por pasar el rato y leí: "Un 27 de julio como hoy, se dio inicio a la Marcha sobre Roma..." Sentí un poco de vértigo porque realmente ese día era un 27 de julio y las personas estaban movilizándose masivamente. Claro que el libro es de 1977 y encuentra el principio de la vida de Benito junto a esos 40 000 viandantes, porque es sabido que los hombres de la historia no nacen el día que los paren.






Cuando terminé de leerlo, miré por la ventana y pensé que cualquiera de mis vecinos erráticos podía terminar siendo un Mussolini. Su historia tiene su propio punto de inflexión: la muerte de Bruno. Un megalómano con aduladores y el triste final de un tirano aprovechándose de otro tirano. Las opiniones en la red se centran en acusar al autor de romántico. Valgan verdades, hay tres cosas que este libro no tiene (y seguramente algunos pensaron hallar): 

1. Un capítulo acerca del perfecto homicida
2. De cómo matar galgos y colgarlos 
3. Una lista analizada y detallada acerca de sus amantes


Por lo demás, a mí me pareció un archivo delicioso. En algún momento rememoré a mi profesor de filosofía del colegio diciendo una de mis primeras máximas: "Hasta un plumón puede ser un arma" y que un líder puede perder la brújula en cualquier instante y seguir peleando por lo que no entiende haciéndonos creer que somos nosotros los que no comprendemos. Claro que para tener esa certeza, no necesito hacerme líos por verla impresa. 






También he podido situarme en el momento exacto en que se ambienta Malèna, pero esa ya es otra cuestión. 




miércoles, 6 de agosto de 2014

Unos son de gatos y otros son de perros

Yo estaba segura que si alguien estaba acostumbrado a vivir con gatos siempre evitaría la forma de tener un perro y viceversa. Puedo dar fe que los gatos hacen uso y abuso de su autosuficiencia. Solo una vez tuve una perrita, la encontré sentada a la puerta de esta casa y parecía cargar en su pellejo todas las ofensas del mundo. En resumen, cuando estuvo linda la di en adopción y sus actuales dueños bien podrían pagarle un vuelo en primera clase. "No es de ninguna raza", informaba cuando llamaban preguntando por ella. "No importa, aprenderá el glamour", respondió la familia que me convenció. Cada tanto mandan una fotografía de Cándida, quien desde su adopción se llama Sharon. Haciendo los malos cálculos que realizo, convivimos poco menos de un mes. Creo que ese tiempo fui madre. Había que pasearla, bañarla con cuidado, secarle el pelo, limpiarle las orejas, lavarle los dientes y voy a trenzar todo lo demás con un etc, etc, etc. Terminé queriéndola....mentira: esa misma noche ya la amaba, pero tenía a los gatos que salían disparados al verla. El día que se fue, supe que desde ese momento nunca se le acabaría la suerte y regresé a enredarme en mi frazada con los gatichicos.
Tengo una amiga que siempre le reprocha la apatía al micho cuando llega a casa y este abre un ojo para volverlo a cerrar al instante. "Qué tal indiferencia, caray, ¿no hay algo de cariño, algo de gratitud?", le reclama mientras él sigue durmiendo y al instante llega el perro quien la baña a besos. "Al menos tú, siempre", le dice. Cuando la gente pregunta por mí  recibe, a veces, esta respuesta: "Es una chica de gatos", y es algo como para resumir mi desidia en las relaciones humanas. Claro que si desmenuzan la descripción pueden darse idea que me llevo de lo mejor con la gente huraña. Y así fue como el otro día, durante los feriados, cuando las personas son liberadas de sus trabajos y salen desesperadas a llenar todos los lugares, a comprarlo todo, fui en busca de un reducto de paz a un hogar de mascotas. El último día que estuve ayudando terminamos bien tarde y cuando mi amigo cerró el consultorio llegó una niña con un perrito que temblaba en una caja. Le explicamos que podía traerlo el día siguiente y me pareció muy sospechosa su aceptación sin reparos. Cuando volteó la esquina, fui detrás de ella y vi que se alejaba sin la caja. Retrocedí mi mirada unos metros y vi que debajo de un poste de luz el perrito caminaba sin rumbo. Suspiré y yo, la chica de los gatos, heme ahora en casa con un perrito. Felizmente, noto que los años me han regalado una infinita paciencia que hasta ahora vengo a gastar. Ya no somos exclusivos. La hostería ya no se guarda el derecho de admisión. A los gatos les ha afectado un poco, pero poco a poco veo cómo se acostumbran a nuestro nuevo amigo y entiendo que no es una cualidad exclusiva del hombre eso de adaptarse al medio.



Tobías, el chiquidrácula  :)