miércoles, 11 de junio de 2014

La rana que quería ser una rana auténtica (Monterroso y Nana)

Este cuento es de Monterroso (sí, el del dinosaurio). La primera vez que lo leí me pareció gracioso. Luego me di cuenta que en el momento que somos la rana no da para reírse tanto. No soy de las personas que escriben "porque todos alguna vez". Pienso que ciertas cosas solo le suceden a algunos. Dichosos los bien librados.
 
 
El texto solo es así:
 
 
 

LA RANA QUE QUERÍA SER UNA RANA AUTÉNTICA
 
Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.
 
 -- FIN --

 
 
  

 
 
El mismo cuento ilustrado por Nana es así:
 
 
 


 
 
 
 
De hecho, en el vínculo se ve mucho mejor, solo que quiero que sepan que algunas personas todavía apuestan por poner en físico estas cosas y eso es como si la belleza que imaginamos se encarnaran de vez en cuando. Esta ilustración salió en una revista que se llama "Buensalvaje" de hace un tiempo y me acordé que desde que la vi quería publicarla en algún lado.
 
 
Sería muy chévere tener a mano un libro de Monterroso, ya que lo poco que he leído en línea es muy bueno, pero no hay nada como el contacto carnal-bíblico. Ustedes que son lectores saben. Se aceptan donaciones.
 
 
Tengo unos cuentos, los estuve ojeando. Estaba pensando si alguien que supiera de publicaciones podría evaluarlos, pero luego me di cuenta que pese a la acogida que tuvieron hace muchos años en otro blog (el mapa cubría y sigue cubriendo casi todo el mundo), en realidad, más que la falta de un ilustrador, tienen mucho de lo que sería yo si fuera un ente incorpóreo y no creo que eso sea ni bueno ni sano para mí. De todas formas, estos días he tratado de acomodar algunos que se quedaron en borrador como en una clínica de cuentos donde esperan reparación. Cuando sentí que había terminado con uno de ellos, lo releí (algo así como la rana cuando comienza a acomodar su espejo) y me he sentido mal de pensar que tal vez ninguna persona se atrevería a publicar esas cosas. Me he sentido peor al ver que yo misma les llamo cosas y no cuentos.
 
 
 
 
Una mosca se ha posado en mi hombro y me pesa hasta desbalancearme.
 
 
 
 
 
Me estoy sintiendo verde.
 
 
 
 


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