lunes, 8 de septiembre de 2014

Queridos dentistas:

Siempre que llego a esta situación pienso que los dentistas eligieron ese oficio por ser bucalmente perfectos. Treinta y dos piececillas límpidas, radiantes y perfectas que mencionan tu nombre y, por lo mismo, tienen la capacidad de juzgarte. No encuentro otra explicación para tenernos a todos mirando al techo y que no se hayan dado cuenta que nos tienen pegados todo el rato mirando a la nada. Hace tiempo, cuando me gustaba ser la conejillo de indias de mi tía, le pregunté: “Charito, ¿tú nunca te haces revisar los dientes?” Yo creo que trató de ser no sé si más cauta que profesional cuando me respondió que nunca porque ella comía pocos dulces, usaba dentífrico y se cepillaba los dientes al menos tres veces al día. He visitado tantos odontólogos que cada diente y cada molar podrían tener su propio médico y sin embargo, todos, absolutamente todos ellos, me han negado la paz de leer algo pegado en el techo. Ni el anuncio de alguna pasta o la importancia de hacerle caso al Dr. Muelitas. Chicos, no lo tomen a mal, es “una crítica progre” –como diría mi pata Daniel- los afiches en las paredes los leemos a la muerte de un obispo. Tal vez por ahí un dibujo nos llama la atención (como en el consultorio de Ciro, donde un cepillo tiene brazos y corretea con un combo a una gotita negra, que vendría a ser una caries), pero –y tómenlo solo como ejemplo- podría leer hasta a Osho si lo tuvieran pegado en ese bendito cielo raso. Fácil y hasta podría quitarme el trauma del sonido de la fresa.

martes, 26 de agosto de 2014

Texto en gíglico

Aprisiotrinable Julio: 

Es divertículo tramontar esta máscula alibertarante debido a que es un dialextúnculo que falapascamos yunmos. Todavía me respunta un tanto abelicundoso, pero he contricturado que aponteremos redeplumirnos. Vodkla-la-lá arrejuntamente a esta máscula alibertarante y falangetaria se unan muchas más. Sería una cadimentación casi tan terquitorcida como la amistad o el amor. 




Cúndemiterciamente y espérame, que ya aberrunco a tu posada.

lunes, 25 de agosto de 2014

El vertiginoso crecimiento de los perros

No sé si alguna vez tuvieron un perro. Digo, en el sentido de verlos crecer y saber que se quedarán contigo para siempre. Como les conté, hace unos días vivo con Tobías. Es raro, pero a mamá le gustó conocer a Tobías. 



Creo que hay algo importante (dentro de todo lo que ya se sabe) que debo contarles...





Los perros crecen...




Crecen mucho. No son como los gatos que, a lo supremo, serán del tamaño de la almohada. Lo más extraño de todo es que Tobi tiene menos de 3 meses y ya tenemos que cargarlo como a un carnero. 

Estoy temiendo que en algunos días tendremos que ponérnoslo al lomo para poder cargarlo.



Porque, con todo, cargarlo es la cosa más linda.

viernes, 22 de agosto de 2014

Lunattack

Cuando estaba en el colegio no hablaba casi con nadie. La gente pensaba que era sobrada. La verdad es que nunca me gustó mucho las aglomeraciones ni la gente que te habla sin motivo aparente. Años después, un psiquiatra me dio pastillas y yo las escondí tan bien que hasta ahora no sé dónde están (ni me importa). La cosa es que en ese tiempo un chico de la escuela se cansó de hablarme por las buenas, de mandarme papelitos, escribir en mi borrador frases anodinas y al final -supongo que buscando rescatar algo de su dignidad- me dijo: "Te crees la gran cosa, si te pareces a Luna"

Luna de los Lunattacks

"¿La que anda azotando el lomo de una bestia como tú?", le respondí y nos llevaron a la dirección. 

No sé cuál ganó el premio al protohumano del '98, pero la verdad es que Luna siempre me ha parecido una tipaza. 

xDD






jueves, 21 de agosto de 2014

Camilo: Sí, creo que este es el botón de la cámara. ¿Ves algo?
Nelson: No toques nada. No sabemos usarla, la podemos malograr.
Camilo: Malogrando se aprende. 



Acumuladora

Soy una acumuladora. La mayoría de mis bultos están arrinconados en mi cerebro. Acumulo nombres raros, amigos peculiares, rutas guiadas por letreros (porque no tengo la capacidad de recordar direcciones), acumulo miradas cruzadas en fracciones de segundo. Tengo cerros de canciones de todo tipo, las cuales son mezcladas por mi DJ cerebral; a veces alguna melodía antigua regresa voraz y me hace perder el equilibrio, literalmente. El domingo recordé “Angie” y fue como si me hubieran pasado 10 000 voltios; me caí en la acera, moretón en el poto. Eso también lo acumulo: moretones en las nachas, ya que me parecen más efectivas las inyecciones que las pastillas. He perdido la fobia por el placer. Siempre sucede. No es que me guste que me vayan intubando la carne por ahí, solo que he hallado el equilibrio: para padecimientos, basta con mis ideas. Amarillas, marrones, castañas, son cicatrices que guardo como trofeos de guerra. Sí, ha sido bélico para esos bichos que planificaron carcomer mi endeble cuerpo encontrarse con una superpotente dosis de barbitúricos lo cual los ha llevado a una muerte segura en menos de tres días, en el peor de los casos. Mi cuerpo se recompone cual campo de batalla al que se vuelve a dar utilidad, como una película de Fellini.
Acumulo razones, excusas, boletos de microbús. Cuando mis amigos estaban en Lima usaba estos boletos para escribir o dibujar algo atrás. No sé si alguno los conservará. Acumulo colores, plumones, temperas, crayolas, tizas de pizarra o del sastre (de quien obtengo el color lila), un lápiz de carbón es indispensable, casi vital; en fin, cualquier tinglado que sirva para definir y/o colorear, hasta el carbón me sirve y siempre procuro tener un fragmento por ahí, tiene que estar escondido para que no lo boten. 
Acumulo juguetes; míos, alguno que lo he visto pasando mala vida en casa de alguien, algunos que me regalan antes de botarlos. Acumulo lugares, situaciones, circunstancias (que no es lo mismo), conversaciones mías, de libros o películas, alguna ropa curiosa que luego preguntarás “pero de dónde sacaste eso” y, textualmente, será “de por ahí”. 
Acumulo recuerdos tristes, nostalgias y gritos de jíbaros, pero no rebusco en ellos. Son una ruma que he dejado lejos, en una pampa, circundada por púas y cerco eléctrico. 
Acumulo películas, libros, dibujos de mis primos chiquitos, algunas revistas de chistes, palitos, servilletas, envolturas de dulces que me compran mis amigos y tengo un sachet personal de mostaza que caducó hace muchos años en mi mochila. Tantos, que lo he elevado a la santificación puesto que un día ante un libro -mientras lo apretaba- pensé: “Ay, sachetcito de mostaza, que cueste tanto como lo que tengo en el bolsillo”. Y concedió. 
Acumulo tardes cualquiera como si fueran de domingo, pensando si me sucederá como a Felipe que de un niño cobardón pasó, según la carta de Mafalda, a concretar su sueño en La Habana. Ojalá que cuando mi sueño ya no sea un sueño acumulado, nos demos cuenta que también tus sueños estaban irremediablemente destinados a cruzarse con los míos, como los hombres de la portada del “Wish you were here”. No deberías asustarte porque, si es necesario, asumiré el papel de la autocombustión, aunque, de cualquier forma, siempre deberías estar preparado para correr.

viernes, 15 de agosto de 2014

Bósforo de Álmassy

...o, sencillante, horquilla esternal. Cuando el hombre se irguió por primera vez tambaleó. Entonces Dios hizo pinzas con los dedos y lo ayudó a mantenerse en pie. Quedó la huella.





Fuente: Imagen de la red.

Ventanales

1. Al frente, hay una mujer que se seca los mocos con la ropa que la mandan a tender. Tiene las ojeras hasta las rodillas y varias veces me hace gestos obscenos, así, por pasar el rato. Yo siempre me río o le hago la mueca de quién tiene todo el engranaje flojo. Muchas veces la contemplo mientras hace el mandado: Toma cada prenda como si fuera a liberar un pichón, pero termina enganchando algo muy parecido a un gato ocioso, lo acaricia por completo como para asegurarse de que se quede bien dormido y quieto hasta el día siguiente que pasará por él. Esta tarde, el espectáculo ha terminado diferente; luego de verla fumar un cigarrillo, la vi flaquear y lanzó un escupitajo con sangre. Cerré el telón. 

2. Hace unos días, llegó por error una de esas cartas que se mandan por correspondencia y se pueden oler y palpar, además de leer. Como era del tipo de misivas que se pasan por debajo de la puerta sin aviso, decidí abrirla. No es lo adecuado, pero ayúdenme con cualquier pretexto. Entiendo que un hombre comenzaría a conocer a una mujer con aquella primera carta, habían intercambiado direcciones por la web. Pero he sido yo quien le ha contestado explicándole todo el asunto, además de contarle todo lo grato que me resultó saber que aún existen personas que creen en el papel escrito como si de eso se tratase la reencarnación.

3. Un muchacho asegura que nos conocimos hace años y que me llamo Madeleine. He insistido tanto en su confusión como él en su convicción. Cuando se retiró, me dirigí al baño. Frente al espejo me he dicho: "Madeleine" y aquella mujer me ha sonreído de lado. 






domingo, 10 de agosto de 2014

Crumb

¿Qué me ha impedido escribir hasta ahora de Crumb?






Seguramente tú tienes mejores cosas qué decir respecto a él, pero debes comprender que yo era chiquita cuando buscaba revistas entre las cosas de Esteban y encontré unos cuantos fascículos de la revista MAD donde pude notar que los dibujos no siempre son inocentes. Fue mi primera cita con Robert Crumb. 





No te sorprenderás si escribo que lo primero que noté fue aquella pasión culposa por las gordas. A menos que sea cuestión de la época, no conozco a algún artista que admita su gusto por las mujeres voluminosas. Arañan la verdad con algún motivo que, se supone, no todos somos capaces de comprender, algo así como argumenta Botero. Claro que todo depende del ojo que mira y esa dependencia proviene de entender lo que se ve o del mero gusto. Crumb sostenía algo muy parecido: no era una debilidad por las mujeres robustas, era su percepción -en general- de nosotras.





Este fue el dibujo más inocente e ilustrativo que le encontré



Claro que Crumb no solo es un dibujante de chicas; de hecho, en su época levantó la pierna sacando a la luz lo que es tosco, sórdido, y repitiéndolo hasta el asco…y sin embargo, no conozco a alguien que desista de verlo. El sexo descargado de amor, el falso patriotismo, el deber social/moral de querer a los hijos; todo aquello que al hablarlo convierte a los buenos en malos y hace de los malos más malosFritz, el gato, puede resultar una patada para candelejones y sin embargo, nadie se movería de su asiento.







Durante los noventas, un grupo de dibujantes en Perú parecían estar exquisitamente influenciados (o poseídos) por aquella florecilla del mal.





Es gracioso porque puede ser verdad...



Muchas de las personas que lo conocimos de chicos le tenemos algo parecido a la gratitud; por la vileza, lo ruin, lo obsceno, lo retorcido, lo insidioso, lo malintencionado, la descortesía, la picardía y la franqueza. Todo lo Crumb que detectamos en los otros y nos regala aquella sana desconfianza que nos permite vivir la vida y no padecerla. 



Hasta parece oración. 


xD





♂ ☻ ♀




Créditos: Las imágenes son de la Ínternet. 

sábado, 9 de agosto de 2014

...ahora se derrumba con el rumor de los insectos.

Ayer se me acercó el hombre que tiene fama de soberbio y una oficina al fondo del pasillo. Solo lo conozco por su gesto adusto cuando coincidimos en el ascensor. Pronunció mi nombre y creo que me invitó a dar una vuelta. La verdad es que no pude escucharlo porque susurraba. Luego lo vi acompañando a Nora por la calle y Julio dijo: "Quién lo viera y quién lo ve". Por la noche leí esto y me quedé dormida pensando en todos los Sebastianes del mundo.


"Las noches se le hacen eternas, llenas de pesadillas grotescas e infantiles. Por primera vez en su vida vigila el pasillo por la mirilla, salta con cualquier ruido, escucha crujir la madera, se sofoca y se repite en silencio palabras tranquilizadoras. Y eso que presumió de no tenerle miedo a nada, y es cierto que en esos días no lo tenía, pero ahora se derrumba con el rumor de los insectos, y con solo imaginar una enfermedad, ya enferma el pobrecito. De cuando en cuando se da unos ánimos que avergonzarían a cualquier personas cabal, pero los necesita. Está tratando de tenerse cariño de nuevo, como quien intenta ganarse la simpatía de un perro."

"Ya sólo habla de amor", Ray Loriga

jueves, 7 de agosto de 2014

Il Duce

Estuve leyendo un libro sobre la vida de Mussolini. Al principio, estaba buscando algo soft para los feriados largos que son un poco pesados aquí. Sin embargo, fue desconcertante cuando abrí la primera página así por pasar el rato y leí: "Un 27 de julio como hoy, se dio inicio a la Marcha sobre Roma..." Sentí un poco de vértigo porque realmente ese día era un 27 de julio y las personas estaban movilizándose masivamente. Claro que el libro es de 1977 y encuentra el principio de la vida de Benito junto a esos 40 000 viandantes, porque es sabido que los hombres de la historia no nacen el día que los paren.






Cuando terminé de leerlo, miré por la ventana y pensé que cualquiera de mis vecinos erráticos podía terminar siendo un Mussolini. Su historia tiene su propio punto de inflexión: la muerte de Bruno. Un megalómano con aduladores y el triste final de un tirano aprovechándose de otro tirano. Las opiniones en la red se centran en acusar al autor de romántico. Valgan verdades, hay tres cosas que este libro no tiene (y seguramente algunos pensaron hallar): 

1. Un capítulo acerca del perfecto homicida
2. De cómo matar galgos y colgarlos 
3. Una lista analizada y detallada acerca de sus amantes


Por lo demás, a mí me pareció un archivo delicioso. En algún momento rememoré a mi profesor de filosofía del colegio diciendo una de mis primeras máximas: "Hasta un plumón puede ser un arma" y que un líder puede perder la brújula en cualquier instante y seguir peleando por lo que no entiende haciéndonos creer que somos nosotros los que no comprendemos. Claro que para tener esa certeza, no necesito hacerme líos por verla impresa. 






También he podido situarme en el momento exacto en que se ambienta Malèna, pero esa ya es otra cuestión. 




miércoles, 6 de agosto de 2014

Unos son de gatos y otros son de perros

Yo estaba segura que si alguien estaba acostumbrado a vivir con gatos siempre evitaría la forma de tener un perro y viceversa. Puedo dar fe que los gatos hacen uso y abuso de su autosuficiencia. Solo una vez tuve una perrita, la encontré sentada a la puerta de esta casa y parecía cargar en su pellejo todas las ofensas del mundo. En resumen, cuando estuvo linda la di en adopción y sus actuales dueños bien podrían pagarle un vuelo en primera clase. "No es de ninguna raza", informaba cuando llamaban preguntando por ella. "No importa, aprenderá el glamour", respondió la familia que me convenció. Cada tanto mandan una fotografía de Cándida, quien desde su adopción se llama Sharon. Haciendo los malos cálculos que realizo, convivimos poco menos de un mes. Creo que ese tiempo fui madre. Había que pasearla, bañarla con cuidado, secarle el pelo, limpiarle las orejas, lavarle los dientes y voy a trenzar todo lo demás con un etc, etc, etc. Terminé queriéndola....mentira: esa misma noche ya la amaba, pero tenía a los gatos que salían disparados al verla. El día que se fue, supe que desde ese momento nunca se le acabaría la suerte y regresé a enredarme en mi frazada con los gatichicos.
Tengo una amiga que siempre le reprocha la apatía al micho cuando llega a casa y este abre un ojo para volverlo a cerrar al instante. "Qué tal indiferencia, caray, ¿no hay algo de cariño, algo de gratitud?", le reclama mientras él sigue durmiendo y al instante llega el perro quien la baña a besos. "Al menos tú, siempre", le dice. Cuando la gente pregunta por mí  recibe, a veces, esta respuesta: "Es una chica de gatos", y es algo como para resumir mi desidia en las relaciones humanas. Claro que si desmenuzan la descripción pueden darse idea que me llevo de lo mejor con la gente huraña. Y así fue como el otro día, durante los feriados, cuando las personas son liberadas de sus trabajos y salen desesperadas a llenar todos los lugares, a comprarlo todo, fui en busca de un reducto de paz a un hogar de mascotas. El último día que estuve ayudando terminamos bien tarde y cuando mi amigo cerró el consultorio llegó una niña con un perrito que temblaba en una caja. Le explicamos que podía traerlo el día siguiente y me pareció muy sospechosa su aceptación sin reparos. Cuando volteó la esquina, fui detrás de ella y vi que se alejaba sin la caja. Retrocedí mi mirada unos metros y vi que debajo de un poste de luz el perrito caminaba sin rumbo. Suspiré y yo, la chica de los gatos, heme ahora en casa con un perrito. Felizmente, noto que los años me han regalado una infinita paciencia que hasta ahora vengo a gastar. Ya no somos exclusivos. La hostería ya no se guarda el derecho de admisión. A los gatos les ha afectado un poco, pero poco a poco veo cómo se acostumbran a nuestro nuevo amigo y entiendo que no es una cualidad exclusiva del hombre eso de adaptarse al medio.



Tobías, el chiquidrácula  :)

lunes, 28 de julio de 2014

Pomum Adami

...prominencia laríngea o, textual y comúnmente, "Manzana de Adán".


Es algo que delata a casi todos los hombres, incluido Boy George. 


Adán ya había mordido el fruto del árbol del conocimiento y ¡juaz!, lo pescó Dios. Entonces Adán se atragantó y quedó la huella en el pescuezo de todos los hombres. En realidad, todos tenemos esa protuberancia porque es el empalme entre el sistema respiratorio y el digestivo, pero es más notoria en los varones probablemente como carácter sexual secundario. 

P.D.: El libro de Génesis no habla de algún árbol en particular. No he encontrado la palabra manzana. 

Tal vez he leído mal. 

Deuterofobia








Existe un común denominador entre hombres, mujeres y todas sus variantes en todas las escalas: El recelo a los días lunes. Todo comienzo es duro, pero quiero contarle esto a quienes no lo sepan: El lunes es el segundo día de la semana. Por eso se usa el prefijo deutero- para nombrar la fobia. Un ejemplo común, es el libro de Deuteronomio, la arremetida de Moisés para evangelizar a la segunda camada de su pueblo.


Así que, afloje el cuerpo, suba los ánimos y siga empujando la carreta, que no está incursionando ninguna empresa nueva. Todo comenzó ayer.

domingo, 27 de julio de 2014



Fue domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)

"Poemas humanos", César Vallejo


Para no dejarnos solos, Georgette Vallejo, aceptó que publicaran "Poemas humanos", el poemario póstumo de su esposo César. Claro que es una versión libre hecha con apuntes que quedaron de él. No es un libro fácil; Vallejo es intimista y cada persona es un universo. Su palabra es lanza y escudo. 

Hoy solamente me acompaña el recuerdo de estos poemas y me siento como Juan Preciado hablando con un pueblo de fantasmas. Mi soledad no es una habitación desvencijada, mis recuerdos son descanso y son defensa, lo que me aturde es el frío. Muchos años atrás, iba a revolcarme en la arcilla y regresaba a la casa de mis abuelos de noche. Entonces no se daban cuenta que llegaba con el pelo oxidado. Llegué un día un poco temprano y me lavaron el cabello con el agua helada de la lluvia 

(el agua se comporta como la gente: si reposa, se enfría)

y por un momento dejé de sentir mis sesos y mi abuelo gritó muy cerca que qué hacían con su nieta. Me dieron de beber algo como una víbora hirviente y salvaje que se apoderó de todas mis vísceras. Alguien dijo: "No puede morir, es domingo de resurrección" y sentí alivio sin entender qué significaba eso. 

Hoy es domingo en todo mi cuerpo y nuevamente tengo el cerebro paralizado y no sé qué hice con la nieta de mi abuelo. El frío reina en mis entrañas, en mis tuétanos y solo quedo yo para el rescate. 

Yo y mi mortaja de recuerdos que me permitirán la resurrección.




viernes, 25 de julio de 2014

Boris loves Andrea ♥

Boris me ha contado que él fue el tirano de la escuela. El típico niño que pone apodos, lapea y agarra de punto a alguien. En la primavera del '84, Andrea fue la alumna nueva del salón. Como la mamá de Andrea era la única responsable de cuidar a los 9 hijos de la familia, decidió evitarse en algo la fatiga y hacía que todos sus niños y niñas usaran el corte escolar. Aunque en un primer momento Boris sólo quería ver cómo Andrea comía su mango o jugaba liga en el recreo, su temperamento salvaje fue más fuerte y comenzó a mortificarla por su corte de cabello. “¿Eres niño o niña?”, le repetía constantemente, donde la viera, con quien estuviera. Me dice, además, que él sabía que -alguna vez- una sola frase de Andrea lo haría polvo. El día de confraternidad entre padres e hijos, en medio del inmenso campo, Boris gritó de esquina a esquina: 

-"¡Andrea, ¿eres niño niña?!"
-"¡Niña!", respondió ella por primera vez muy segura.

Para entonces todos los presentes guardaron silencio y espectaban la curiosa riña. Boris, desafiante porque siempre fue el dueño de la última palabra, respondió:

-"¡Pruébalo!"

Y, entonces, Andrea dirigió sus manos a su falda, la sacudió un poco mientras su madre cerraba los ojos:

-"¡¿LO VES O NO?!", gritó haciendo un rápido movimiento.

Andrea había sacado de un bolsillo secreto su carnet de "La Liga de la Justica". Allí se leía concisamente que ella, por ser chica, formaba parte de la selecta tropa que lideraba Wonder Woman y esa era una prueba irrefutable. Boris sintió que le quemaban las orejas y desde entonces tallaba en las carpetas “B y A” dentro de un corazón.

jueves, 24 de julio de 2014

Depresión infranasal o Philtrum

Nuestros abuelos le llaman "Dedito de Ángel". Cuentan que, antes de venir a la tierra, los ángeles nos borran la memoria poniendo un dedo sobre nuestra boca. Así seremos incapaces de contar algo de ese lado de la eternidad.







Créditos: Busto de Apolo sacado de la Ínternet y manipulado por mí con fines didácticos.  

Si me dieran a elegir, pediría el lomo de Falcor

- Me gustan los niños.
- ¿Como desayuno?
- Nunca. Soy un dragón de la suerte. Me llamo Falcor.
- Y yo...
- Atreyu y has emprendido una búsqueda.






Lima 11

Hace frío en Lima. Tal vez lo hacemos notar tanto porque oscilamos en un clima templado, si acaso baja un grado nos sentimos en Siberia. Por el contrario, si ese grado sube, involucionamos; nos dirigimos al mar en hordas buscando que nos regresen las escamas. 
Ahora mismo, los hombres han dejado de afeitarse y tienen ese aspecto descuidado que los dota de sensualidad. Los niños son pequeños esquimales y parece mentira que haya una mujer con una capucha amarilla y las uña rojas. En general, deambulamos con el cabello salpicado de garúa y los miopes tenemos ganas de ponerle un limpiaparabrisas a nuestras gafas. Todos los caminos llevan a Roma, ojalá que no. Ya me he topado dos veces con el mismo letrero y voy a dejar de pedir referencias a las personas. Sobre todo hoy que todos parecen caminar sin saber a dónde van. 



CEREMONIA SOLITARIA ALREDEDOR DE UN TINTERO

Todo el mundo huye de mi corazón 
Porque parece un cocodrilo. Todo el mundo dice 
Que no soy un hombre sino un árbol derribado. Nadie sabe 
Que entre mis ojos de niño y mi pecho cansado 
Hay solamente musgo, llanto, flores indecibles, 
Versos que parecen de oro puro 
Y no son sino fragmentos de una estrella de papel. 
No es culpa mía si estoy hecho de cristales amargos, 
De irremediable ceniza y líquidos ardientes 
Que se disputan mi ternura y sin cesar empujan 
Dolorosas poleas, émbolos y ruedas escarlata. 
Soy solamente un puñado de tierra que tropieza, 
Un insolente juguete de cabellos negros 
Y dientes amarillos. No es culpa mía 
Si no parezco de carne y hueso, si bajo mi sombrero 
Y mi pantalón gastado palpita un cielo puro, 
Si todo el mundo dice que no amo a la gente 
Porque me pongo una corbata y observo el firmamento, 
O porque estoy hecho de sustancias aciagas, 
De sonrientes materias que sollozan y sollozan 
Y sollozantes materias que sonríen y sonríen. 
Soy solamente un animal que escribe y se enamora, 
Un laberinto de células y ácidos azules, 
Una torre de palabras que nunca llega al cielo 
Porque no toca ni se apoya en los luceros, 
Sino en mi pobre corazón siempre en tinieblas, 
Siempre en el fondo de un tintero, 
Como si fuera un cocodrilo



Jorge Eduardo Eielson


Batipost

Ayer, vi un documental acerca de los 75 años de Batman. Hubieron unos problemas antes de que empezara, pero finalmente todo fue superado. Me alegra saber que el bien siempre triunfa sobre el mal. Tanto así, que a la salida me crucé con Batman. xD En serio, pero bueno, sí, era un señor disfrazado. Después de todo, no estamos en Ciudad Gótica y -pese a que tenemos muchos motivos- nadie aún ha encendido la batiseñal. Le he dado un abrazo de cumpleaños y le he dejado mis batisaludos para Robin. Lástima que solo hablaba inglés.

 Lástima que aun hablando el mismo idioma tengamos que agarrarnos a trancazos antes de escucharnos. 




De día es Nelson, pero por las noches...


martes, 22 de julio de 2014

Amante contumaz

Felizmente que nunca dijiste que me amabas. Ese recuerdo hubiera impedido que esta dicha llegara.


























El cuerpo de Benito

El 20 de julio se cumplieron 45 años de la llegada de los estadounidenses a la luna. Se habla de un triunfo por puesta de mano, ya que la presión de los soviéticos fue intensa. El capitán de la nave, Neil Armstrong, tenía que darle el visto bueno a la misión de la siguiente forma:





Aquí nacen muchas dudas, pues estando en las mismas condiciones los rusos jamás se apersonaron por esa intendencia. Mandaron sondas, robots, tomaron fotografías del lado oscuro, pero ellos se quedaron con los pies en la tierra. La contraparte regresó una vez más y listo: Hace 42 años que ninguna persona da un paseo lunar. Desde el año pasado se publicitan tours al satélite y algunas personas ya separaron sus asientos.  Si esto se llega a concretar se esclarecerían muchas dudas porque, en resumidas cuentas, se dice que el hombre no regresó a la luna porque nunca fue. 

Entre los sustentos que he leído, recuerdo la cuestionada huella lunar que tan bellamente apoya esta entrada. El peso promedio de un astronauta con todo sus pertrechos es de 184 kilos, algo así como 30 kilos en la luna y dado que esta no es de talco o de masa de pan, resultaría imposible lograr una impresión tan nítida. A beneficio de los incrédulos, se sabe que ese terruño está libre de erosiones, así que la pisada debe permanecer intacta por los siglos de los siglos. De lo contrario, igual permanecerá incólume de esta forma en la Tierra:





Nos volveremos a ver, porque siempre hay un regreso ♪...



So...supongo que los turistas que concreten su viaje podrán contarnos acerca de esto. 




Cambio y fuera, Houston.







lunes, 21 de julio de 2014

Nelson: ...como te digo, ya que todos están trastocados, muy pronto me quedaré con la etiqueta "Nelson y Camilo"
Vivi: (...)
Nelson: Estuve pensando que podríamos llamarla "Nelson y Vivi"
Vivi: (...)
Nelson: Porque tú eres así tan linda ♥...
Vivi: Me recuerdas a alguien que vi en la televisión.
Nelson: ¡Oh! Alguien de Hollywood, seguramente.
Vivi: Más o menos
Nelson: Coqueta ♥...




Tu voz


tu voz 
tu voz 
tu voz 
tu voz existe 
tu voz 
tu dulce voz 
tu voz persiste 
anida en el jardín 
de lo soñado 
inútil es decir que te he olvidado porrrrquee…





No es extraño enterarse que esta canción fue originalmente un poema de Juan Gonzalo Rose quien tenía un PhD en perspectiva sentimental. Pero tampoco es extraño que solo Lucha pueda convencernos de la veracidad de la letra; después de todo, ¿quién podría olvidar su voz ?




Su dulce voz





¿Alguien quiere bailar?





Gatos al borde de un ataque de nervios

Hace unos días, cada uno de los gatos adoptó un comportamiento intransigente. Entre los más graves, tenemos a Garo quien comenzó a atentar ferozmente contra nuestras pertenencias. Chicho Bella ha caído en la anorexia y Camilo, a la par que casi asumió el mando de la manada, decidió plastificarse.






Es bastante triste ver al muchacho terminar de hacer sus cosas de gato e inmediatamente meterse a la bolsa. La historia contará que Camilo fue el precursor de los gatos -y de cualquier otra especie- que añadió a su nicho ecológico una bolsa de plástico. Es el hijo del medio. La modernidad lo aturdió. 


He leído que hay psicólogos para mascotas, pero en este momento lo único que tengo en el bolsillo es un hueco. Voy a darles tiempo para que se despabilen, de lo contrario temo que vamos a terminar compartiendo el clonazepam. 





Galletas Miami

Permíteme ser absolutista, voy a decir que a todos nos gustan las galletas Miami. Esas, las que nos ponían en la lonchera del colegio. Las que sabemos que son las galletas Pipo con un superbaño de chocolate. Ya no las venden en pequeñas dosis en las tiendas. Saben de nuestra adicción; si ahora queremos galletas Miami tenemos que comprarlas por kilo. Si un día nos faltaran, no podríamos sustituirlas por huevitos de codorniz. No dudaríamos un segundo en vender la televisión a cambio de ellas. 











viernes, 18 de julio de 2014

Lou

Los resultados de ser Sartre, Freud, Nietzsche, Rilke o cualquiera de esos tipos de la gran flauta y conocer a alguien como Lou Andreas-Salomé deben ser los mismos que tomar un ansiolítico de última generación o un extracto de flores de Bach con espinaca y jugo de manzana. Incluso he llegado a pensar que la verdadera Maga de Cortázar fue la mítica Lou, sólo que a veces tenemos esos extraños reparos en confesar que estamos enamorados de alguien que ya no existe. Tal vez por eso los estudiosos de Julio dudan cuando se les menciona el nombre de Edith Aron. 

๑ Bueno ๑

Ya que he pasado algún tiempo leyendo muchas cosas de Lou y sobre Lou, pensaba que sería fácil hacer una descripción sobre ella, pero la verdad es que todo lo que tengo ahora en la cabeza es difícil de ordenar y me recuerda al día que hubo temblor y las cosas sonaron así, trepidantes, escandalosas y Mili -tan chiquita- dijo:

“Alguien muy grande está tocando a todas las puertas”

Y yo pensé que nacemos sabios y envejecemos sabios; algunos hacemos cosas raras en el intermedio para tener de qué quejarnos. Total, de algo hay que quejarse. Como sea, siempre me ha parecido lo máximo la gente que tiene una fotografía con su bicicleta. Para mí es una señal de: "Mira, soy libre y no le hago daño a nadie". Sí, seguramente es una sobreinterpretación, pero no es gratuita. La gente que conozco y tiene una bicicleta para movilizarse me ha dejado esa impresión.






Ahora que conozco un poco más a Lou y veo su bicicleta, siento que de vez en cuando hay gente cuya vida explica porqué este mundo todavía no se cae a pedazos.



ORACIÓN A LA VIDA

Igual que cada amigo ama a su amigo,
así te amo yo a ti, vida enigmática.
Tanto si me haces gritar de gozo que llorar,
tanto si me das penas o placeres.
Yo te amo en la aflicción y en la alegría.
Y si alguna vez quieres acabar conmigo,
me arrancaré de tus brazos con dolor
como se arranca el amigo del pecho de su amigo.

Con todas mis fuerzas yo te abrazo.
Deja que en tu llama arda mi espíritu
y que en el fragor de la lucha
encuentre yo la clave al enigma de tu ser.
Quién tuviera siglos para existir, para pensarte.
Abrázame con fuerza entre tus brazos.
Si no te queda ya felicidad que darme,
de acuerdo, dame ese sufrimiento que aún te queda.


Lou Andreas-Salomé


"A usted le debo el sueño más maravilloso de toda mi vida"

Dice la gente -que es tan cruel y despiadada y que no le importa nada ♪- que Nish escribió "Así hablaba Zaratustra" luego de canalizar el ¿dolor? que le causó ser rechazado por Lou cuando le propuso matrimonio. 

Esta fotografía es de la época y sí, es auténtica, y sí, es un látigo, y sí, son ellos

Lou Andreas-Salomé, Paul Ree y Nietszche 



De por sí todo el asunto parece insólito porqueeee, ¡estamos hablando de Nietzsche o de quién rayos! Igual, la duda oscila intensamente por causa de esta carta publicada por la implicada en este expediente. ¿No coinciden acaso las cualidades que enumera Friedrich con los cimientos para construir al súperhombre? 

Lou:

Que yo sufra mucho carece de importancia comparado con el problema de que no seas capaz, mi querida Lou, de reencontrarte a ti misma. Nunca he conocido a una persona más pobre que tú. Ignorante pero con mucho ingenio. Capaz de aprovechar al máximo lo que conoce. Sin gusto pero ingenua respecto de esta carencia. Sincera y justa en minucias, por tozuda en general, en una escala mayor, en la actitud total hacia la vida: Insincera. Sin la menor sensibilidad para dar o recibir. Carente de espíritu e incapaz de amar. En afectos, siempre enferma y al borde de la locura. Sin agradecimiento, sin vergüenza hacia sus benefactores. En particular: Nada fiable. De mal comportamiento. Grosera en cuestiones de honor. Un cerebro con incipientes indicios de alma. El carácter de un gato: el depredador disfrazado de animal doméstico. Nobleza como reminiscencia del trato con personas más nobles. Fuerte voluntad pero no un gran objeto. Sin diligencia ni pureza. Sensualidad cruelmente desplazada. Egoísmo infantil como resultado de atrofia y retraso sexual. Sin amor por las personas pero enamorada de Dios. Con necesidad de expansión. Astuta, llena de autodominio ante la sexualidad masculina.

Tuyo*,
Friedrich


"Friedrich Nietzsche en sus obras", Lou Andreas-Salomé





*Esta palabra fue añadida adrede para darle vida a este tabloide. 


martes, 15 de julio de 2014

"Vive el Mundial a tu manera"











OMG!!!







Los del cable deben tener cuidado con sus frases.
¿A alguien más le pareció?


Créditos: Imágenes de Ínternet

Los parientes de Margarita

Margarita tenía la mala costumbre de morirse unos cuantos días y después despertarse como si nada. Para su quinta muerte alguien se percató que sus velorios ya no salían a cuenta, así que dejaron de invitar formalmente a la familia y a los vecinos y se limitaban a dejar la puerta abierta con un letrero que habían mandado a tallar para la ocasión: "Margarita". Como si se tratase de una función de cine, llegaban los deudos, los conocidos, las plañideras y los cuentistas: cada uno con su fiambre. Todo se volvió tan rutinario que la familia desempolvaba el ataúd que guardaban en el almacén y lo ponían en medio de la sala junto con el encargo, botaban a los gatos de los muebles, abrían la puerta, colocaban el letrero y ponían la tetera para el café (que era el único gasto que asumían). El velorio más largo duró cinco días; por la hora del crepúsculo toda la gente salió un ratito a la calle para ver la final de trompo que jugaban los niños en la puerta del duelo. De pronto se escuchó una voz dulce y lene: "¿Quién va ganando?", era Margarita quien preguntaba vestida con su ropa de entierro y el camafeo de la familia en el pecho. "El Matías, señora, las apuestas las tiene el Ladislao", le contestaron ya sin asombro. Cuando terminó la competencia, velados y veladores regresaron a sus casas. Luego de esa ocasión, Margarita se murió en dos oportunidades más hasta que la última vez alguna de las damas del rosario hizo notar que la difunda se estaba poniendo de color esmeralda. Las hijas sugirieron que se le cambiase el vestido para desvirtuar el tono, los hijos pensaron en pedir una segunda opinión. De esta forma marcharon con la occisa hasta el otro pueblo donde otro médico (porque el de la colonia ya estaba bien cansado de gastar su talonario en partidas de defunción). Al otro lado -que no eran ajenos a las andanzas de Margarita- le sujetaron la boca desde la mandíbula hasta la crisma con un pañuelo, le sellaron la nariz con un gancho y, por si acaso, le taparon las orejas. Como no hubo respuesta (y Margarita cada vez estaba más berílica) el doctor enunció a los hijos: "Esta vez sí está muerta". El equipaje del cadáver era su ataúd, así que la subieron a un camión, se devolvieron al pueblo y siguieron la rutina del cartel, pero la gente ya estaba cansada. Por eso la familia hacía como que estaba devastada y los deudos, los conocidos, las plañideras y los cuentistas hacían como que les daban consuelo. De todas formas esperaron un par de días más, hasta que otros sentidos empezaron a confirmarles la noticia. 
Aunque esto sucedió hace muchos años y el signo no se manifestó nuevamente en algún pariente, ha quedado la costumbre de santiguarse si se ve a alguien de la progenie de Margarita durmiendo debajo de un molle o en la pampa abierta sobre la alfalfa, por si acaso. 

lunes, 14 de julio de 2014

Mi papá hacía cuadritos

No es que los pintara o dibujara. Mi papá tomaba alguna imagen que le provocara algo y hacía un cuadro. Por ejemplo, cortaba los almanaques y se quedaba con la imagen, la dimensionaba e iba con el carpintero para que le vendiera la base. Luego les ponía vidrio y los colgaba en su estudio. También le compraba pinturas o fotografías a los chicos que remataban sus trabajos a la salida de Bellas Artes. Recuerdo que tuvimos "La Última Cena" en versión solarizada donde Juan estaba más Magdalena que nunca, pero -de todos- me gusta especialmente este:



"La dama y el vagabundo"


Lo hizo para cuando nací y aún permanece en el velador. Fue el único cuadro al que no le puso vidrio, por precaución. Dice mi mamá que compró la lámina por correspondencia, por un anuncio que vio en la revista "Vaquero" y que él mismo se sorprendió de que no lo hubieran estafado. 

Iba a poner más fotografías de algunos pocos cuadros que quedan, pero mejor se los muestro el día que me vengan a visitar. 


:)




Querido diario:




...to be continued.

domingo, 13 de julio de 2014

La de los extraños piropos

Mi amigo Jorge piensa que soy una chica con una vida particular. Dice que las cosas más inusuales que ha visto u oído han provenido de mí, pienso que tal vez por eso le gustaba andar conmigo en la universidad. Tampoco es que Jorge sea el tipo más normal de la tierra; es (en fondo y forma) como "El niño de la estrella". Apelando meramente a su género pensé que podría explicarme este extraño piropo que me carcomía: 

"Eres más inteligente de lo que pareces."

Le dije a mi amigo que no sabía precisar si yo sugería ser menos inteligente de lo que era o si a primera vista parecía inteligente y resultaba siendo un poco más. Era una apreciación ambigua que necesitaba de su experiencia para desentrañar el dilema. Pero Jorge sintió alivio de no ser el único y me soltó esto:

"No sé, Giova, pero si no te conociera tanto quisiera que fueses mi novia."

Le pregunté qué cosa era eso y me dijo que no sabía, pero necesitaba decirlo aprovechando el contexto. Nos partimos de la risa. No hay nada peor que cargar una duda y luego otra más.  




Es domingo...













lo sabemos
lo celebramos





sábado, 12 de julio de 2014

Las buenas cosas

Todo lo bueno viene en frasco chico
todo lo bueno exige sacrificio
todo lo bueno tarda, pero llega
todo lo bueno parece el mismo infierno
sin que esto sea el cielo








Nelson: Nos toca
Camilo: ¿Nos están dando algo por esto?
Nelson: Creo que no
Camilo: Sigue durmiendo








Cristo

Hace años que no iba a la casa de Cristo. Ciertamente, bien puede ser una década; sin embargo, yo le conocí cuando aún éramos niños. Nos gustaba ir a rebuscar la biblioteca de la iglesia. Aún tengo mi carné de afiliada que me costó veinte céntimos (algo así como la quinceava parte de un dólar) y con el cual no sólo tenía derecho a desgajar esos pequeños libreros, también podía ir a molestar a la mismísima BNP (Biblioteca Nacional del Perú). Bueno, la historia comienza con la inexistencia de un encargado oficial en esa dependencia parroquial, aunque una señora algo mayor aparecía con frecuencia nada era seguro de un día a otro. Al entrar y al salir, teníamos que registrarnos en el libro de visitas. Ese acto que ahora puede parecer banal era entonces una garantía de vida de muchos mozuelos cuyas madres trabajadoras y desconfiadas iban a verificar si sus chicos habían mantenido su estancia allí tal como sostenían en casa. Como allí todo se leía, noté en aquel libro un nombre peculiar y recurrente: Cristo Peña-Flor Estrada. Sí pues, me asombró que alguien se llamara "Cristo". Pensé que podía ser uno de los curas de la iglesia. Al día siguiente me senté cerca de la mesa de firmas que, para variar, ese día estaba siendo vigilada por un adolescente anarcopunk. Cuando entraba un niño me levantaba a ver si había llegado Cristo. "Hey, tú, ¿estás buscando enamorado?", me dijo el tipejo mientras se echaba esmalte negro en las uñas. No sé, tal vez su sonrisa socarrona me hizo pasita y me olvidé un tiempo del asunto cuando una tarde la señora del cigarro enunció con su voz ronca: "Peña-Flor, ha llamado su madre, vaya a casa". Vi a un niño enjuto marcar su salida en el libro y cargar con una pesada mochila. No sé por qué, pero me propuse ser su amiga. Un viernes regresó y fui hasta su mesa. Puse mi libro de biología y él me miró temeroso. En medio de la enciclopedia que supuestamente leía tenía una revista de cine y le hablé.

- Mi prima y yo vimos una película de terror el domingo pasado.
- ¿Cuál? 
-"El Exorcista", me dio mucho miedo.

Hizo una mueca de que iba a pegar una tremenda carcajada, pero sólo clavó sus inmensos dientes en la revista y me miró con la profundidad de sus ojos marrones. 

- Eres ñoña, esa película la vi cuando era niño y nunca me dio miedo.
- Aún eres un niño.
- Pero soy más alto que tú...
- Cualquiera es más alto que yo.

Días después recolectábamos moras del cerco vivo de la iglesia. Éramos unas cabras depredadoras. La pregunta de rigor no se hizo esperar. Me contó que su madre había renunciado a ser monja para casarse, pero su padre falleció incluso antes de enlazarse con ella, así que tomó su embarazo como una maldición a sus votos de castidad y obediencia. Para contrarrestar o tratar de minimizar en algo esa mala suerte llamó a su hijo con ese deífico nombre. He vuelto a encontrar a Cristo hace unas semanas. Sólo está de paso por aquí, estudió cine y la mayor parte de sus días los pasa en Colombia. Tirados en el piso, hace un análisis para mí sobre "El Exorcista". Noto que ya es un hombre que no necesita refugiarse en ninguna biblioteca para olvidarse del hambre que tenía que aguantar hasta que su madre regresara a casa vestida de rosarios. Me cuenta que nuestro juego de arrancar moras en el cerco de la iglesia lo salvaron muchas veces de comerse las hojas de sus cuadernos. Siento que a ambos algo ya nos ha golpeado bien duro, así que recordamos estas cosas como si fueran algo natural, algo por lo que teníamos que pasar sin posibilidad de torcer nuestra suerte. Nos ha quedado mi risa y su humor negro, porque para ser Cristo hay que haber sido flagelado y revivir para contarlo.