viernes, 18 de julio de 2014

Lou

Los resultados de ser Sartre, Freud, Nietzsche, Rilke o cualquiera de esos tipos de la gran flauta y conocer a alguien como Lou Andreas-Salomé deben ser los mismos que tomar un ansiolítico de última generación o un extracto de flores de Bach con espinaca y jugo de manzana. Incluso he llegado a pensar que la verdadera Maga de Cortázar fue la mítica Lou, sólo que a veces tenemos esos extraños reparos en confesar que estamos enamorados de alguien que ya no existe. Tal vez por eso los estudiosos de Julio dudan cuando se les menciona el nombre de Edith Aron. 

๑ Bueno ๑

Ya que he pasado algún tiempo leyendo muchas cosas de Lou y sobre Lou, pensaba que sería fácil hacer una descripción sobre ella, pero la verdad es que todo lo que tengo ahora en la cabeza es difícil de ordenar y me recuerda al día que hubo temblor y las cosas sonaron así, trepidantes, escandalosas y Mili -tan chiquita- dijo:

“Alguien muy grande está tocando a todas las puertas”

Y yo pensé que nacemos sabios y envejecemos sabios; algunos hacemos cosas raras en el intermedio para tener de qué quejarnos. Total, de algo hay que quejarse. Como sea, siempre me ha parecido lo máximo la gente que tiene una fotografía con su bicicleta. Para mí es una señal de: "Mira, soy libre y no le hago daño a nadie". Sí, seguramente es una sobreinterpretación, pero no es gratuita. La gente que conozco y tiene una bicicleta para movilizarse me ha dejado esa impresión.






Ahora que conozco un poco más a Lou y veo su bicicleta, siento que de vez en cuando hay gente cuya vida explica porqué este mundo todavía no se cae a pedazos.



ORACIÓN A LA VIDA

Igual que cada amigo ama a su amigo,
así te amo yo a ti, vida enigmática.
Tanto si me haces gritar de gozo que llorar,
tanto si me das penas o placeres.
Yo te amo en la aflicción y en la alegría.
Y si alguna vez quieres acabar conmigo,
me arrancaré de tus brazos con dolor
como se arranca el amigo del pecho de su amigo.

Con todas mis fuerzas yo te abrazo.
Deja que en tu llama arda mi espíritu
y que en el fragor de la lucha
encuentre yo la clave al enigma de tu ser.
Quién tuviera siglos para existir, para pensarte.
Abrázame con fuerza entre tus brazos.
Si no te queda ya felicidad que darme,
de acuerdo, dame ese sufrimiento que aún te queda.


Lou Andreas-Salomé


3 comentarios:

  1. MIra tú con razón nunca e mi perra vida tuve una bicicleta. Ah si, una chiquitita que cuando me montaba en ella las rodillas casi tocaban mis mejillas y luego no tenía frenos. Ya recuerdo que con ella me di dos buenos trancazos. Si, fui feliz y libre con la bicicletita de mis hermanitos.

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    Respuestas
    1. Las bicicletas colectivas eran lo máximo. Uno manejaba y el resto empujaba. =DD
      Me hiciste recordar a Krusty cuando hacía unos malabares con una bicicleta que le cabía en la boca.

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