lunes, 8 de septiembre de 2014

Queridos dentistas:

Siempre que llego a esta situación pienso que los dentistas eligieron ese oficio por ser bucalmente perfectos. Treinta y dos piececillas límpidas, radiantes y perfectas que mencionan tu nombre y, por lo mismo, tienen la capacidad de juzgarte. No encuentro otra explicación para tenernos a todos mirando al techo y que no se hayan dado cuenta que nos tienen pegados todo el rato mirando a la nada. Hace tiempo, cuando me gustaba ser la conejillo de indias de mi tía, le pregunté: “Charito, ¿tú nunca te haces revisar los dientes?” Yo creo que trató de ser no sé si más cauta que profesional cuando me respondió que nunca porque ella comía pocos dulces, usaba dentífrico y se cepillaba los dientes al menos tres veces al día. He visitado tantos odontólogos que cada diente y cada molar podrían tener su propio médico y sin embargo, todos, absolutamente todos ellos, me han negado la paz de leer algo pegado en el techo. Ni el anuncio de alguna pasta o la importancia de hacerle caso al Dr. Muelitas. Chicos, no lo tomen a mal, es “una crítica progre” –como diría mi pata Daniel- los afiches en las paredes los leemos a la muerte de un obispo. Tal vez por ahí un dibujo nos llama la atención (como en el consultorio de Ciro, donde un cepillo tiene brazos y corretea con un combo a una gotita negra, que vendría a ser una caries), pero –y tómenlo solo como ejemplo- podría leer hasta a Osho si lo tuvieran pegado en ese bendito cielo raso. Fácil y hasta podría quitarme el trauma del sonido de la fresa.

3 comentarios:

  1. Mi dentistas colocó una pantalla y un reproductor de dvds para entretener a los pacientes... ¿a qué sí es proge eso?

    Saludos

    J.

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  2. Estoy en tratamiento y ya me cansé de tantas visitas. De acuerdo contigo. Además es horrible el sonido. Muero de miedo.

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  3. Hace un año desapareciste, ¿dónde estás?

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