miércoles, 6 de agosto de 2014

Unos son de gatos y otros son de perros

Yo estaba segura que si alguien estaba acostumbrado a vivir con gatos siempre evitaría la forma de tener un perro y viceversa. Puedo dar fe que los gatos hacen uso y abuso de su autosuficiencia. Solo una vez tuve una perrita, la encontré sentada a la puerta de esta casa y parecía cargar en su pellejo todas las ofensas del mundo. En resumen, cuando estuvo linda la di en adopción y sus actuales dueños bien podrían pagarle un vuelo en primera clase. "No es de ninguna raza", informaba cuando llamaban preguntando por ella. "No importa, aprenderá el glamour", respondió la familia que me convenció. Cada tanto mandan una fotografía de Cándida, quien desde su adopción se llama Sharon. Haciendo los malos cálculos que realizo, convivimos poco menos de un mes. Creo que ese tiempo fui madre. Había que pasearla, bañarla con cuidado, secarle el pelo, limpiarle las orejas, lavarle los dientes y voy a trenzar todo lo demás con un etc, etc, etc. Terminé queriéndola....mentira: esa misma noche ya la amaba, pero tenía a los gatos que salían disparados al verla. El día que se fue, supe que desde ese momento nunca se le acabaría la suerte y regresé a enredarme en mi frazada con los gatichicos.
Tengo una amiga que siempre le reprocha la apatía al micho cuando llega a casa y este abre un ojo para volverlo a cerrar al instante. "Qué tal indiferencia, caray, ¿no hay algo de cariño, algo de gratitud?", le reclama mientras él sigue durmiendo y al instante llega el perro quien la baña a besos. "Al menos tú, siempre", le dice. Cuando la gente pregunta por mí  recibe, a veces, esta respuesta: "Es una chica de gatos", y es algo como para resumir mi desidia en las relaciones humanas. Claro que si desmenuzan la descripción pueden darse idea que me llevo de lo mejor con la gente huraña. Y así fue como el otro día, durante los feriados, cuando las personas son liberadas de sus trabajos y salen desesperadas a llenar todos los lugares, a comprarlo todo, fui en busca de un reducto de paz a un hogar de mascotas. El último día que estuve ayudando terminamos bien tarde y cuando mi amigo cerró el consultorio llegó una niña con un perrito que temblaba en una caja. Le explicamos que podía traerlo el día siguiente y me pareció muy sospechosa su aceptación sin reparos. Cuando volteó la esquina, fui detrás de ella y vi que se alejaba sin la caja. Retrocedí mi mirada unos metros y vi que debajo de un poste de luz el perrito caminaba sin rumbo. Suspiré y yo, la chica de los gatos, heme ahora en casa con un perrito. Felizmente, noto que los años me han regalado una infinita paciencia que hasta ahora vengo a gastar. Ya no somos exclusivos. La hostería ya no se guarda el derecho de admisión. A los gatos les ha afectado un poco, pero poco a poco veo cómo se acostumbran a nuestro nuevo amigo y entiendo que no es una cualidad exclusiva del hombre eso de adaptarse al medio.



Tobías, el chiquidrácula  :)

1 comentario:

  1. Los gatos se llevan bien con los perros pero se pelean entre si cuando hay humanos cerca para que crean que son como ellos.

    ResponderBorrar