sábado, 9 de agosto de 2014

...ahora se derrumba con el rumor de los insectos.

Ayer se me acercó el hombre que tiene fama de soberbio y una oficina al fondo del pasillo. Solo lo conozco por su gesto adusto cuando coincidimos en el ascensor. Pronunció mi nombre y creo que me invitó a dar una vuelta. La verdad es que no pude escucharlo porque susurraba. Luego lo vi acompañando a Nora por la calle y Julio dijo: "Quién lo viera y quién lo ve". Por la noche leí esto y me quedé dormida pensando en todos los Sebastianes del mundo.


"Las noches se le hacen eternas, llenas de pesadillas grotescas e infantiles. Por primera vez en su vida vigila el pasillo por la mirilla, salta con cualquier ruido, escucha crujir la madera, se sofoca y se repite en silencio palabras tranquilizadoras. Y eso que presumió de no tenerle miedo a nada, y es cierto que en esos días no lo tenía, pero ahora se derrumba con el rumor de los insectos, y con solo imaginar una enfermedad, ya enferma el pobrecito. De cuando en cuando se da unos ánimos que avergonzarían a cualquier personas cabal, pero los necesita. Está tratando de tenerse cariño de nuevo, como quien intenta ganarse la simpatía de un perro."

"Ya sólo habla de amor", Ray Loriga

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