Me tomaron el pelo
Te tomaron el pelo
Le tomaron el pelo
Por como lo veo, no es raro que nos estemos
quedando calvos. Qué pudo haber imaginado que obtendría aquel hombre a cambio
de unas entradas gratis para una película que ya está de salida y cuyas secuelas fueron agotadas hace
tiempo por Tobey Maguire. Somos una nación de cándidos y pelones. Podría
construir un peluquín con lo que dejo en el sumidero de la ducha cada vez.
Sesudas frases pintorescas. Denegri dijo que
Martha se creía la última chupada del
mango al concluir su crítica sobre el libro de palabras y frases de ésta. Si
no recuerdo mal, Martha lo tomó como un halago. Su explicación es que el mango
es una fruta deliciosa que puede ser disfrutada en colectivo; así, la última
chupada es la más codiciada y reservada como un privilegio. Una sobreinterpretación,
a mi parecer. Finalmente, entiendo que ella no
se creía: lo era. En algún
momento llegaron al hecho que Denegri tampoco era muy acertado al decir que Cuando las papas queman era una frase
que denotaba peligro porque se fundamentaba en otros tiempos con las enfermedades de transmisión sexual (¿?). Ese
entredicho fue una cosa de locos, no había que darle tanta vuelta. No me
imagino un mango colectivo. Creo que MAD nunca ha hecho -o ayudado a hacer- puré de
papas. Trataron de tomarse el pelo
mutuamente.
Rebuscando en la internet, encontré que los semánticos lingüísticos acuden hasta el “Mío
Cid” tratando de explicar que la barba era un componente fundamental de la
dignidad de los caballeros. Cuando a alguien le cortaban la barba (que terminó
siendo la tomada de pelo, para
nosotros), era sujeto de menosprecio. Dicen que por un asunto parecido los italianos
se desafían con ese gesto de rasurarse la barbilla que ahora es común hacer cuando se quiere desdeñar algo. Los semánticos lingüísticos no han logrado convencerme. Ahora
bien, razonemos. Creo que para todos está claro que es una frase que
denota candidez.
En lugar de expresar: “¿Cómo
pude ser tan estúpid@?”
Decimos: “Me tomaron
el pelo”
Y
así todo es más llevadero. Ahora que tengo el cabello largo puedo hablar de esto. La explicación más clara viene de la experiencia. Viendo
las cosas tal cual, el pelo está en la espalda (y Colón descubrió América, manya). Como nadie –que yo sepa- tiene un tercer ojo en la
nuca, entonces cualquier acción rauda que hagan a nuestras espaldas, por más
cercana que se realice, nos tomará cierto tiempo para darnos cuenta. Hasta pueden
cortarnos el mismo cabello y tendríamos que esperar a tocarlo para cerciorarnos
de ello. Es por eso que la frase contiene al menos dos componentes: Nadie se ve
la cara de idiota porque sí. Alguien o algo, alguna vez, nos hace reaccionar y no necesariamente face to face. Y
es todo. Me voy a cortar el cabello para disminuir el riesgo.
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