jueves, 29 de mayo de 2014

Semántica lingüística

Dice la Wikipedia que el campo que estudia las frases es la semántica lingüística. Ante todo, quiero poner en contexto este asunto. El otro día, salía del cine y un señor me dijo: "¿Qué tal?" (me estaba preguntando por la película, pes). Y, así como soy un dechado de carisma, le hice un gesto con la mano: "Más o menos". "¡Nada! ¡Nos tomaron el pelo!", alzó la voz y cada uno siguió su camino.

Me tomaron el pelo

Te tomaron el pelo

Le tomaron el pelo

Por como lo veo, no es raro que nos estemos quedando calvos. Qué pudo haber imaginado que obtendría aquel hombre a cambio de unas entradas gratis para una película que ya está de salida y cuyas secuelas fueron agotadas hace tiempo por Tobey Maguire. Somos una nación de cándidos y pelones. Podría construir un peluquín con lo que dejo en el sumidero de la ducha cada vez.

Sesudas frases pintorescas. Denegri dijo que Martha se creía la última chupada del mango al concluir su crítica sobre el libro de palabras y frases de ésta. Si no recuerdo mal, Martha lo tomó como un halago. Su explicación es que el mango es una fruta deliciosa que puede ser disfrutada en colectivo; así, la última chupada es la más codiciada y reservada como un privilegio. Una sobreinterpretación, a mi parecer. Finalmente, entiendo que ella no se creía: lo era. En algún momento llegaron al hecho que Denegri tampoco era muy acertado al decir que Cuando las papas queman era una frase que denotaba peligro porque se fundamentaba en otros tiempos con las enfermedades de transmisión sexual (¿?). Ese entredicho fue una cosa de locos, no había que darle tanta vuelta. No me imagino un mango colectivo. Creo que MAD nunca ha hecho -o ayudado a hacer- puré de papas. Trataron de tomarse el pelo mutuamente.

Rebuscando en la internet, encontré que los semánticos lingüísticos acuden hasta el “Mío Cid” tratando de explicar que la barba era un componente fundamental de la dignidad de los caballeros. Cuando a alguien le cortaban la barba (que terminó siendo la tomada de pelo, para nosotros), era sujeto de menosprecio. Dicen que por un asunto parecido los italianos se desafían con ese gesto de rasurarse la barbilla que ahora es común hacer cuando se quiere desdeñar algo. Los semánticos lingüísticos no han logrado convencerme. Ahora bien, razonemos. Creo que para todos está claro que es una frase que denota candidez.

En lugar de expresar: “¿Cómo pude ser tan estúpid@?”

Decimos: “Me tomaron el pelo”

Y así todo es más llevadero. Ahora que tengo el cabello largo puedo hablar de esto. La explicación más clara viene de la experiencia. Viendo las cosas tal cual, el pelo está en la espalda (y Colón descubrió América, manya). Como nadie –que yo sepa- tiene un tercer ojo en la nuca, entonces cualquier acción rauda que hagan a nuestras espaldas, por más cercana que se realice, nos tomará cierto tiempo para darnos cuenta. Hasta pueden cortarnos el mismo cabello y tendríamos que esperar a tocarlo para cerciorarnos de ello. Es por eso que la frase contiene al menos dos componentes: Nadie se ve la cara de idiota porque sí. Alguien o algo, alguna vez, nos hace reaccionar y no necesariamente face to face. Y es todo. Me voy a cortar el cabello para disminuir el riesgo.

 



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